Los minutos siguen transcurriendo, y yo, sigo divagando por Internet. No lo logro concentrarme  Cualquier cosa es mejor que estudiar matemática, tratando de entender esas fórmulas complicadas con una mezcla de números y letras, como el licuado de frutas y verduras al azar que revolviste hasta tener esto como resultado. 

Prefiero perder el tiempo en Internet y pasarla bien, distraerme un poco, antes que tratar de entender esas fórmulas que me recuerdan a tí. ¿Y sabes qué? Éstas fórmulas son como tú. Son complicadas y enredadas como tú. Justo en el momento que crees entenderla, te das cuenta que los resultados no concuerdan, y debes empezar a analizar todo desde el principio. Por momentos piensas que esa fórmula te ayudará a solucionar tal problema, pero te equivocas, porque esa es una fórmula con más problemas que soluciones. Y luego, al ver que no resultó como yo esperaba, me dejas con jaqueca y cansada, con poco ánimo de tratar con otras fórmulas y solucionar el problema. Ya perdí demasiado tiempo contigo, y al dejarme en estas condiciones, lo único que quiero es cerrar el cuaderno, y no volver a tratar con matemática ni ninguna otra fórmula, nunca más.